miércoles, 5 de agosto de 2015

Entrevista a Pao Lunch, 31 de julio 2015

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VIERNES, 31 DE JULIO DE 2015
MUESTRA

Pao Lunch

La artista visual y gestora cultural neuquina Pao Lunch presenta por primera vez en Buenos Aires su obra compuesta por pinturas con su propia sangre, videos e instalaciones.
 Por Magdalena De Santo
Activista transfeminista, profesora de química y biología, Pao Lunch conjuga su trayectoria de la disidencia sexual con las luchas sociales contra los modelos extractivistas del petróleo y el fracking de Neuquén.
“No me interesa el concepto de artista o el aval de si sos artista o no, pienso que mi producción es estética-política-ética, me interesa politizarlo todo, poetizarlo todo”, pronuncia Pao Lunch, recién llegada a Buenos Aires para montar sus obras en la galería Pasaje 17. La muestra colectiva curada por Kekena Corvalán recientemente inaugurada se llama “Cuatro escenas artepolítica en la Argentina del Modelo” e invita a esta mostra ilegal a denunciar el modelo extractivo del petróleo neuquino, del fracking, la heterosexualidad neoliberal, la represión policial y de vivir en la resistencia.

¿Qué trajiste para esta muestra?

–Expongo objetos laboratorizados (veinte frascos), tres pinturas de la etapa del citrato hechas con mi propia sangre en un proceso en el cual las células recién mueren en el lienzo. Y tres videos que se llaman inmiscibilidad, cumbia petrolera y máquina deseante.

Me interesa eso de los frasquitos, ¿de qué se trata?

–Es una parodia de las artesanías neuquinas, del negocio que hay con las medias de lana y todos esos recuerdos de provincia. Yo hago un muestrario de “semen de petrolero tipo operario” o “el resto de derrame de petróleo”. Me hice mi propia cartografía de recuerdos neuquinos.
Pao Lunch trabaja en ese territorio históricamente ocupado para obtener recursos explotables, pero al mismo tiempo, particularmente conocido por las batallas de resistencia de sus habitantes: desde la fuerte lucha docente y la represión policial que se cobró la vida de Carlos Fuentealba, hasta los movimiento mapuches que enfrentan la ocupación de sus tierras, pasando por las fábricas recuperadas hasta la emergencia del grupo lésbico las Fugitivas del Desierto. Pao Lunch, con esa cuna exquisita, elabora parodias del regionalismo patagónico utilizando la estrategia del piquete para producir y montar sus obras. Los mecanismos biopolíticos y la hibridez salvaje son tópicos recurrentes que la animan a transitar el arte-político en términos siempre colectivos.

¿Cómo te organizás para activar como artista transfeminista?

–Nuestras resistencias, aunque sean de denuncia, tratan de no utilizar las mismas lógicas y estéticas de los movimientos de izquierda –de los que también participo como ATEN, el gremio de docentes–. No me gusta pensarlo desde el castigo, la lucha, sacrificio, el sufrimiento, caminar miles de kilómetros con las marchas, ya fue. Eso es bien de la Iglesia católica. Planteamos algo más incontrolable como el deseo. Lo modos de pensar esas micropoliticas de resistencias son hackear los sistemas. Las agrupaciones que me interesan habitar son agrupaciones migrantes: nos juntamos, hacemos alguna y ya.

¿Cómo definirías tu método de investigación artística?

–El piquete y una estética desagradable. Si no hay cuerpo, el piquete no funciona. El piquete obstruye e irradia un montón de sentidos. Nosotras en Neuquén nos enfrentamos con distintos frentes, por ejemplo, obstruimos el circuito del petróleo, peleamos contra la megaminería, por la educación y salud pública, el aborto, la prostitución y así es como yo produzco. Todas mis obras piquetean. El piquete es colectivo.

Encuentros cercanos, reseña 31 de julio 2015

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VIERNES, 31 DE JULIO DE 2015
TEATRO

Encuentros cercanos

Apariciones sobrenaturales, amores no correspondidos, bromances y secuestros pasionales encarnan La piel del poema, la última obra de Ignacio Bartolone en la que las costumbres del interior y las leyendas tradicionales estallan rompiendo con todas las reglas.

 Por Magdalena De Santo
La obra –mención del VIII Germán Rozenmacher de Nueva Dramaturgia– despilfarra procedimientos que el neobarroco de Sarduy parece haber enseñado. Con una yuxtaposición de signos y lenguajes, intertextualidad a rolete, código de actuación alto y corrido de toda intención realista, convivencia de espacios, desenmascarado artilugio sonoro viviente (a cargo de Franco Calluso) y exacerbada diversión, el texto compone una novela de amores gays y lésbicos no correspondidos en la provincia de Corrientes. Barroso de registro regional contemporáneo se describe en un contexto insólito “Lúgubres sombras de Sauce Llorón y un fantasmagórico brillo sobre los juncos que reflejan una luna que se presenta lobuna y gigante. Atravesando esta estampa macabra y zanjuda se abre paso un espíritu errante que brama por un amor perdido”.
Un personaje de artificio total inaugura el momento: gaucho maricón que se la pasa secuestrando a quien pueda para tranquilizar su corazón partido. El malevo (Marcos Ferrante) no será otra cosa que una estampita rosa por las orillas del Paraná. Ese espíritu errante tracciona la acción dramática al toparse con unas amigas que estaban por fumarse un porrito con las patas en el agua ante la inminencia de un beso posible. La grandota (Karina Elsztein) encarna la torta de provincia, marimacha por defecto que se descubre atontada de mariposas en la panza por su amiga re minita (Cristina Lamothe). Y así el bromance (amor entre amigxs) de las comedias norteamericanas se superpone como otra de las capas de análisis. Mientras tanto la policía navega esas aguas tranquilas en guardia poética. Un inocente poeta policía (Luciano Ricio) practica las pieles de sus palabras de justicia con un casette con voz de gallega que le enseña. Policía sin arma pero con birome funciona como narrador o alter ego naiv del propio autor. Poeta policía, repite comprensivo, y se lanza a la búsqueda del amor lesbiano. El poeta policía condensa otro tipo de compañerismo con su superior. Adorable gordo gritón, mandamás y dormilón (Ariel Perez de María) atormentado por un sueño que lo oprime: un paraguas en un ropero oscuro.
La piel del poema resulta hedonismo al servicio de la narrativa, transgresiones en clave de comedia, despliegue de actuaciones calientes que sobreimprimen una afectación verosímil de esta maquinaria teatral que, sin veladuras, un policía de pantaloncitos cortos quiere hacer el bien. En la mentira se abre ese mundo de posibilidades y un análisis casi metateatral de la voz del poeta que sueña un mundo mejor, que no discrimina a la machona y entiende que en esa invisibilidad lo que se juega es un rescate enamorado. El poeta policía infantil escribe las capas superpuestas de un mundo burocratizado y aburrido para tensarlo con el juego de lo sobrenatural y la creencia de que todo, o casi todo, es posible.
Viernes a las 22 en el C. C. Rojas, Av. Corrientes 2038.

Un dark room propio. Crónica del tortazo 24 de julio 2015

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VIERNES, 24 DE JULIO DE 2015

UN DARK ROOM PROPIO

Tortazo, la proyección –programada por el Festival Asterisco– de un video realizado con más de 400 fotos compartidas en un evento en Facebook, convocó a una inusual cantidad de lesbianas que fueron a verse, tocarse y reconocerse en la oscuridad de Brandon.
 Por Magdalena De Santo
Estelita está emocionada, en Monte Grande esto no pasa. La casita Brandon explota de lesbianas puntuales. Somos demasiadas y el relato lo hacemos nosotras. Centenares de tortas, tortitas, marimachas, chongos, cis, trans, kikis, femmes, futbolistas, intelectuales alborotadas, esperamos con birra en mano ver el video del Tortazo: más de 400 fotos compartidas a través de un grupo cerrado y un evento de FB se proyectan unificadas. En una suerte de narcisismo colectivo, diría Lipovetsky, nos convoca la concha de la amiga, el pezón peludo de la ex, el amor de las novias, dildos de colores, sorpresivas depilaciones, clítoris sin tapita, pajas bravas, soledades agrupadas, buenas cinturas, pocos rollos y arrugas, culos redondos, dedos húmedos, y otras tantas contrarrepresentaciones de goces, cuerpos, humores y afectos tortilleros.

Al comienzo fue el tetazo

Según la RAE la palabra “tortazo” significa golpe en la cara. Nuestra semántica es otra: sacudón de interconexión pornográfica colectiva que empezó a calentar las pantallas a comienzos de julio. Sin embargo, las entrañas de este Tortazo se remontan al Tetazo, otra acción de plataforma virtual que Virginia Cano, Marta Dillon, Noe Gall y Eme Romero (Punto Eme) convocaron para celebrar el Día de la visibilidad lésbica pero que, finalmente, sumó tetas de cualquier sexualidad. Si vamos más adentro de la historia, encontramos otro precedente: Tetazo Virtual Contra la Censura del 2013 organizado por Gall y Cano (tetazovirtual.blogspot.com.ar).
Luego de esas dos acciones estrictamente virtuales, “teníamos interés en que la nueva acción estuviera más específicamente relacionada con las sexualidades lesbianas, y surgió la posibilidad de hacerla en el marco del Festival Asterisco. A partir de ese momento empezamos a darle forma y a pensarla de un modo extendido, es decir, que comience en las redes sociales pero con la intención de pasar a otra plataforma, en este caso una proyección”, comenta Punto Eme, una de las organizadoras.

El FB que nos pasó

Se inaugura el grupo cerrado de Facebook “Tortazo” con una provocativa insinuación: “imágenes lúbricas y fluidas de lo que tragamos, lo que escupimos, lo que chupamos, lo que hacemos y lo que gozamos” y la banda enloquecida postea o espía los (auto)rretratos. “Lo que me generó el grupo cerrado fue como si se hubiera abierto una puerta a un dark room o un dyke room, cosa que siempre me hubiera gustado encontrar en algún lugar del mundo y no lo he logrado”, comenta Marta Dillon.
Mientras que el grupo poco a poco sale de la endogamia y empieza a federalizarse, con las participaciones de cuerpos con y sin rostro, de Cipolletti hasta Salta, la gran orgía virtual expone un fenómeno contemporáneo. Las tecnologías de subjetivación disponibles nos permiten trazar representaciones de nosotras mismas de manera casera y hacer un contrarrelato tortillero sin intermediarios. Relaciones de confianza, entrega, compromiso, respeto y amistad lesbiana se trenzaron con la arenga del festín. “Celebro las ganas de las tortas de compartirse, desearse, sexualizarse generando referentes únicos y nuevos para una comunidad a la que el acceso a una pornografía lésbica le es muy exclusivo: no todas saben cómo encontrar porno producido por lesbianas, no es de fácil acceso y lo que está siempre a mano es el porno hétero hecho para los hombres y aparte de que reproduce un montón de estereotipos es aburrido y no calienta”, agrega Noe Gall.

Amuchadas en la casita

Hace calor. El sonido de la dj Ani Castoldi se cuela para hacer aullar a más de una mientras suena Yilet, Donna Summer, Liz Torrez, Javiera Mena, Hercules and Love Affair, Norma Jean Bell, Susana Estrada, Ibiza Pareo, Osa Flaca, entre otras. El video de porno visibilidad es una catarata criteriosa de veinte minutos de variados tópicos lésbicos: chongas, conchas, cucharas, clítoris, depiladas, tetas y dildos, y la manada ardiente festeja orgullosa con alaridos y aplausos. Proliferan comentarios: “Esto es un éxito activista” o “me dio vergüenza mostrar mi concha gorda”, también “nos juntamos a hacer las fotos y terminamos garchando” o “me separé hace poco y el evento me puso muy arriba” y con todo eso vienen los abrazos y las felicitaciones, las preguntas de esta cronista y las primeras evaluaciones: “Me parece que falta un poco de diversidad en las edades de quienes postean, parece que las jóvenes turgentes están más habilitadas que las minas de mi edad (48) y que, cuando aparece, se celebra más como valentía que como goce. Otras limitaciones: “La monogamia está tremendamente instalada en nuestra comunidad y eso fue muy visible, no sé si es tanto una limitación como una pregunta abierta, porque por otro lado hay mucha lesbiana feminista en el grupo y se habla todo el tiempo de poliamor”, reconoce Marta Dillon.
No es tiempo de hacer un diagnóstico sociológico, menos mientras en Brandon llegan chicas cada vez más lindas, con moto y casco para llevarte. Estamos que no nos podemos ir, no queremos, pero Cano me recuerda: “Ahora tendremos que mirar y rever críticamente el relatovisual tortillero que armamos nosotras. Qué pudo mostrar y qué no. Qué economías del deseo y qué legitimidades/legibilidades pudo deconstruir y cuáles no. Ningún relato está a salvo, y el nuestro tampoco quiso estarlo. Lo que sí intentó fue pluralizar la mirada, abrirla al juego de lo colectivo, y de la autorrepresentación tortillera”. Pasada la noche de placer, hagámosle caso a la doctorta Cano y revisemos.