miércoles, 20 de junio de 2018

Mensaje de Odio Disciplinador, Asesinato de Marielle Franco, 16 de Marzo 2018

Marielle Franco luchó por la defensa de la mujer y el fin de la violencia desde el Estado
Mensaje de odio disciplinador
Las pericias confirmaron que en la escena no hay rastros de robo y se especula que se trata de un asesinato político por las recientes denuncias que la concejal había realizado contra la militarización de Río de Janeiro y el ensañamiento contra los más vulnerables.
Marielle Franco, fotografiada en noviembre del año pasado en el Concejo Deliberante de Río.
Marielle Franco, fotografiada en noviembre del año pasado en el Concejo Deliberante de Río. 
Imagen: EFE
La muerte de Marielle Franco entristece y alerta a toda una población que su figura representaba estando viva y sigue representando ahora, tras esta muerte violenta. Era popularmente conocida como la joven concejal de Río de Janeiro que había recibido 50.000 votos en las últimas elecciones y era una esperanza política de muchos y muchas. La mujer de 39 años, miembro del partido brasileño Partido Socialismo y Libertad (PSOL), fue acribillada desde otro vehículo mientras volvía de regreso de la actividad comunitaria en el Barrio de Lapa, en pleno centro.
Ayer sus restos fueron velados en la Cámara Municipal donde ella misma trabajaba. Luego su cuerpo fue trasladado al Cementerio de Inhuma con sus familiares más próximos, mientras una multitud de personas sigue despidiéndose, exigiendo justicia y reuniendo mas potencia política contra la intervención militar en la ciudad que ha dejado un saldo de 157 asesinatos sin piedad solo este último año, el mayor número registrado en los últimos quince años.
No caben dudas que se trata de un asesinato político. Las pericias confirmaron que en la escena no hay rastros de intención de robo y se especula que se trata de un disciplinamiento por las recientes denuncias que como Presidenta de la Comisión de la Defensa de la Mujer había realizado la última semana, en el barrio de Acari, en Rio. Entre sus últimas declaraciones se cuenta el siguiente tweet que hacía referencia al asesinato brutal de un chico en manos de las fuerzas de seguridad: “Un homicidio más de un joven que se suma a la cuenta de la Policía Militar. Matheus Melo estaba saliendo de la iglesia. Cuantos más precisan morir para que esta guerra acabe?” En efecto, la concejala, desde su este lugar, ya venía denunciando la violencia policial y poco antes de morir se había pronunciado muy fuertemente contra la intervención del Ejército que ya cumple un mes en la ciudad.
Marielle Franco era una activista cercana a su comunidad, nacida en Maré, el mayor complejo de favelas de la ciudad. Obtuvo una beca completa para realizar sus estudios en Sociología en la Pontificia Universidad Católica (PUC), donde se graduó. Además de su carrera en sociología, había realizado una maestría en administración pública. A los 19 años fue madre de una niña, hecho que según muchas de sus declaraciones le ayudó a constituirse como una luchadora por los derechos de las mujeres y la concientización de los embarazos adolescentes. El asesinato de una amiga suya por una bala perdido también fue una marca que la llevó a dedicarse a la vida política. Franco fue una mujer afrodescendiente feminista de izquierdas comprometida y abocada desde muy joven a desmantelar las redes de tráfico de armas y la violencia que azota especialmente a niñxs y mujeres empobrecidas y racializadas.
Estaba en pareja con Mónica, su amor desde hacía diez años, era solo conocida por allegados y un poco más allá, aunque Franco muy recientemente se había declarado públicamente como bisexual. Los diarios la presentan como lesbiana, palabra que no es tan sencilla de emitir cuando se trata de pretender una carrera política en el contexto brasileño. Su compañero de partido, en cambio, Jean Willys, conocido por sus grandes discursos contra Temer, es abiertamente gay desde sus comienzos políticos, ya que su participación del show televisivo Gran Hermano que fue el puntapié inicial de su popularidad. Pero para Franco, como mujer de base, la situación fue distinta. Según la activista lesbiana Luisa Tapajós, hacia pocos días había estado comentado en La Casa de las Negras que había sido muy difícil asumir su condición públicamente, no solo por los contextos religiosos donde mayormente se movía sino por las lógicas masculinizadas de los partidos políticos que impedían hacer este tipo de reivindicaciones.
Por su parte, desde el velatorio multitudinario, la psicóloga ambientalista, feminista y poeta Luisa Tapajós informó a PáginaI12 que un cordón de mujeres negras recibieron el féretro en un acto tan espontáneo como conmovedor, al grito de ¡Marielle presente! “Era una mujer que amaba a las mujeres, feminista negra y combativa. Una mujer de movimiento y en su movimiento seguimos: en las jornadas del día de la visibilidad lésbica, Marielle se acercó a conocernos y participar de las actividades que habíamos programado. Allí dijo que estaba casada con Mónica,” contó Tapajós. Desde ese momento empezó a estar en contacto con el Frente de Lesbianas de Rio y nos invitó a su despacho para impulsar un proyecto de ley que oficialice el 29 de agosto como “día de la visibilidad lésbica”
En 14 meses de mandato, Marielle había presentado 13 proyectos de ley. Especialmente  la salud integral y reproductiva de las mujeres, que fue una de las causas mas trabajadas. Entre los proyectos que presentó en la Cámara Municipal incluía programas de  información para practicar abortos legales, informes sobre violencia de género de libre acceso o la construcción de espacios seguros como refugios para las víctimas de violencia sexista.
La ejecución de una líder feminista de esta envergadura en el marco de la avanzada neoliberal del continente, en donde el gatillo fácil es moneda de cambio y se instala como práctica política, en el mes de marzo donde miles y millones de mujeres gritamos vivas nos queremos, estremece por su carácter disciplinador. Y estremece por su mensaje de odio. Sin embargo, la resistencia activista persiste con más solidaridad y consciencia de las intersecciones de género, clase social y racialización.

La libertad no se importa, Entrevista a Angela Davis, 13 de octubre 2017

A la vista
La libertad no se importa
SOY conversó con Angela Davis, que llegó a Barcelona para presentar su libro La libertad es una batalla constante en plena discusión sobre el Reférendum de Cataluña. La histórica líder de los derechos civiles de los afroamericanos reconoció no conocer en profundidad la coyuntura española, pero luego de la brutal represión policial en las calles expresó algo que a la Argentina debería sonarle actual y familiar: “Con esas imágenes sólo puedo pensar en el pasado, que vuelve a alzar su cabeza más espantosa”.
Angela Davis vino a Barcelona justo en el momento en que se disputan, españoles y catalanes, la posibilidad de la independencia catalana del Estado y Reino de España. En los balcones no sólo cuelgan banderas, y se escuchan cacerolas todos los días a las 22 por el derecho a la autodeterminación y en contra de la represión, sino que al aire están todos los trapitos de la historia española reciente.
La Pantera Negra llega y como una pop star se agotan todas las entradas para escucharla en menos de dos horas. Agregan entradas para verla por streaming, y también, en pocas horas ya no hay manera de ver su conferencia “¿Revolución o resistencia?”. Colectivos de afrodescendientes, negr*s, migrantes, sudacas y jóvenes euro blancos se agolpan en las puertas. La cola se convierte en una fiesta de encuentro entre hermanas y compañeras que viven en otras partes del estado y de Europa, pero que han puesto en funcionamiento una ingeniería de complicidades para poder ser testigas. Soy tuvo la oportunidad de hablar de nuestras latitudes, de nuestras travestis indias, y ella de sonreírnos con una patita rota y erguirse esbelta ante miles y miles de cámaras. Toda su presentación ronda en torno a la necesidad de poner la lucha antirracista y anticolonial como base para cualquier transformación social. “Las revoluciones no se pueden importar ni en el espacio ni en el tiempo”, dice.
En tu libro La libertad es una batalla constante hablás de crear conexiones entre los diferentes movimientos para comprender el capitalismo actual.
-Es importante no solo entender las raíces de esa crisis y el rol del capitalismo, del capitalismo global en esa crisis, que crea desterritorializaciones masivas en todo el mundo, sino que es importante reconocer las relaciones entre la inmigración en Estados Unidos y la crisis de refugiados en Europa, muchas veces se asume que estos temas están separados pero están relacionados directamente a la historia de la colonización y de la esclavitud. Esto es uno de los desafíos de nuestro tiempo entender, esas relaciones y conexiones. Creo que la noción feminista de interseccionalidad, la cual ahora esta viajando por el mundo, es más efectiva cuando pensamos en las luchas interseccionales, por supuesto que se ha usado mucho más para pensar las interseccionalidades identitarias, pero creo que la metodología feminista nos ayuda a entender que todas las luchas por la justicia social están conectadas.
El 12 de octubre es el día nacional de España. Se celebra la conquista y genocidio de América. A unos kilómetros de acá hay un centro de detención de extranjeros. ¿Qué pensás de una sociedad que celebra el 12 de octubre?
-Lo primero que puedo decir es que ésta es una sociedad que necesita hacer mucho trabajo. Pero éste es un tema que está en proceso de debate, lo vinculado a estatuas de próceres esclavistas, efemérides de la colonización, etc, están ahora en discusión en muchas partes del mundo. Por ejemplo, ahora en muchas lugares de Estados Unidos el 12 de octubre ya no es el día de Colón sino el de los pueblos originarios. Por otro lado, con respecto a los centros de detenciones de refugiados e inmigrantes están en todo el mundo, en Sudáfrica, Australia, Sudamérica y ciertamente en USA. Cuando trabajas en cuestiones alrededor del sistema industrial de prisiones te das cuenta de que los centros de detenciones son lugares donde se crean muchas ganancias para el capital. El racismo está atado al capitalismo global y el racismo es usado específicamente para producir ganancias.
¿Hasta qué punto un discurso que no critique la supremacía blanca y el privilegio blanco puede producir una transformación social?
-Pienso que en el pasado Europa tuvo la oportunidad de cambiar eso, de dejar de apuntar hacia afuera, en otras zonas geográficas como Estados Unidos o Sudáfrica, como lugares donde existía el racismo. Puedo acordarme cuando yo misma estaba en la cárcel: las personas europeas que apoyaban la causa de mi liberación no querían hablar de racismo y se rehusaban a aceptar que había racismo en sus propios países. Hay países enteros que creen que no son racistas, que no tienen estos problemas. Este es un período en el que estaremos comprometidos a aceptar que se vienen tiempos muy racistas y de supremacía blanca. Y por lo tanto, no creo que ningún cambio progresista pueda suceder en ningún nivel sin cuestionar esto. Por ejemplo, si el feminismo no desafía también al racismo, será un feminismo sin éxito. Este es el tema de nuestros tiempos. Tiene que haber un cuestionamiento radical de la supremacía blanca. Por eso es importante el colectivo Black Lives Matter (las vidas negras importan). Aquellos que intentan argumentar que esta consigna significa, de algún modo, que otras vidas importan menos o están devaluadas, no es así. Significa que todas las vidas tienen valor. Alcanzar el universal desde lo particular. Si cada vida negra importa, de repente todas las vidas importan.
¿Cómo ve el hecho de que la derecha neoliberal esté ocupando el poder democráticamente? Macri en Argentina, pero también en Temer Brasil, o incluso aquí en España. Ayer hemos sido testigos de una inmensa manifestación donde gritaban la consigna “Viva Franco”. En Chile y Argentina, hay una constante persecución a los pueblos originarios.
-Sí, pero al mismo tiempo, por ejemplo, en Brasil el movimiento de resistencia está encabezado por mujeres negras o el movimiento indígena vinculado con el afrodescendiente que se reúnen por un mismo tema en común: la desterritorialización (la ocupación estatal o empresarial de tierras propias). Por un lado puedo argumentar que cuando las personas más oprimidas, más subyugadas, levantan la voz, el mundo tiene que oír. Siempre busco un sentido de esperanza. Parecen problemas muy locales y particulares, pero a gran escala todas las luchas indígenas juntas muestran esperanzas contra la colonización. La marginalización de personas indígenas en el mundo, la colonización y su continuo genocidio, y a pesar de esto, se paran y siguen haciendo frente. Veo señales y signos de esperanza. Si queremos salir de la situación que se nos impone en esta era, tenemos que mirar a estas personas que han sido las más subyugadas, esas comunidades de lucha, que se levantan y siguen su lucha. Por ejemplo, en Brasil, el poderoso movimiento de mujeres negras se ha vuelto la esperanza de Brasil. Como dice la activista intelectual negra Anna Julia Cooper, donde y cuando entra una mujer negra entra todo el mundo con ella.
Eso recuerda a Lohana Berkins, activista travesti argentina, que decía que si una travesti entra al sistema educativo es un cambio para su vida, pero si entran cien, cambia la vida de todo el mundo.
-Pienso que vamos a necesitar muchas formas de solidaridad y de estar con las personas que parecen minorías o han sido minorizadas a través del tiempo. Lo movimientos que parecen ser identitarios, y toda la noción de identidad que se ha usado para desacreditar el potencial democrático que conllevan, por ejemplo, el movimiento transgénero de Estados Unidos. A mí me parece movimientos importantes, porque están hablando en y a comunidades que sufren insistentemente la violencia. Con respecto a la mujeres trans negras tengo que decir que son las que más han sufrido violencia estatal, privada e íntima. Observando esas luchas nos damos vemos qué importante es desafiar el proceso de normalización en curso.
¿Y cómo nos levantamos todos los días para luchar?
-A veces me levanto y me rompo una pata. Hay días que cuestan más. Pero hay que pensar que antes que nosotras hubo gente soñando un futuro de libertad. Somos las materialización de los sueños de las luchas antiesclavistas. ¡Europa ya no es blanca!
La conferencia de Angela Davis, “Revolución o resistencia”, del día 9 de octubre en el Centre de Cultura Contemporánea de Barcelona, se puede encontrar en la web.

Esposas Migrantes, 18 de agosto 2017

Esposas migrantes
Viviendo la experiencia de la burocracia y el lesboodio por las tierras de Lombroso, más presente que nunca. En Italia, todo más.
Desde Turin, Italia
Nuestra desilusión comienza antes de que pisemos el territorio. En rigor, una embajada ya es ese territorio del que somos y no somos: Italia. Habíamos leído una y otra vez la ley que reconoce la unión civil de personas del mismo sexo aprobada en 2016, unión civil sin derecho a adopción siquiera al hij* de tu pareja. Nos habíamos preparado con todo el papel y toda la pinta para formalizar. La señora burócrata que nos atiende en el pequeño escritorio de la calle Reconquista, con la lengua de la pizza y el pesto, nos dice que no. ¿Por qué? Pues porque no. No lo informan, pero existe la objeción de conciencia. Jueces y administradores de Estado pueden negarse a inscribir un derecho que se opone, supuestamente, al suyo de “libertad religiosa”, sin explicarte razones.
Flamante, una pareja hetero delante nuestro, celebra su unión mientras nosotras ojitos pintados y cabizbajas comemos sin hablar un menú ejecutivo para ambas. Tomamos igual el avión: somos conocidas por la persistencia deseante. Volamos dos, como con el menú, con una única ciudadanía italiana que implica una asimetría de derechos para circular, trabajar, alquilar, asistencia sanitaria y hasta comprar un celular. Por las dudas, certificamos nuestra pareja de hecho en una oficina de Lugano con Apostilla de La Haya que intentamos en vano registrar en Roma porque hay un problemita de sistema. Hay dos casilleros: F y M, no hay ninguno para F-F o M-M” ¡Oh Dios santísimo nos salve mucho menos una T! Y así nos despachan otra vez.
Llegamos directo a Turín, al norte tano, donde se supone que es un poco menos brutal. Penetramos directo en el meollo: somos sabuesas rastreando los orígenes positivistas de la criminalización lésbica: ¿Dónde? En el Archivo de Criminología de Cesare Lombroso. La culpa la tiene la tesis de María Moreno, esa que dice que tenemos que devolver a la ficción lo que fue coaptado por el discurso patológico. La mirada clínica de la directora del Archivo del Museo no omite su escándalo interno al oír la palabra lesbiana y se limita a vociferar “no capito”; como corolario explica a las jóvenes pasantes curiosas, mientras nosotras mirábamos con estupor las imágenes de las prostitutas de Mar del Plata que a principios del siglo veinte algún buchón le envió al viejo racista, que nosotras éramos dos investigadoras con diferencia jerárquica. La blonda, la profesora. La bruna, la estudiante. Pareja, jamás.
Pero no todo queda en el Museo. Siguiendo las pistas de cómo fue esta historia de bandidas sodomitas llegamos a la ciudad que vio nacer al conquistador homicida tirano. Colón, oriundo de Génova, nos recibe con su blanca estatua. Pedimos un vermut y con dedicación miramos los departamentos en alquiler por dos noches: la alegría se transforma en tedio. Un rechazo, otro y un tercer rechazo sin explicaciones. La presencia virtual, nuestra existencia, parecía tener efectos en los índices turísticos: ¡oleadas de entusiastas paseantes llenaban todos los alojamientos de repente! Cambiamos de estrategia, caminamos al tuntún con el sonido de las valijas de rueditas en busca de un hotel, “a la antigua” nos dijimos entusiastas. Frente al conserje, nuestros cuerpos eran escaneados y una calculadora invisible duplicaba el precio en euros.
Otra vez el bar, el decimocuarto café-cena, y los llamados telefónicos se cortan antes de tres palabras en un italiano dudoso. Por fin conseguimos un lugar, pero media hora antes de llegar al bendito techo de confort la dueña nos rechaza por sms con la explicación “No puedo manejar esta situación. Es demasiado para mí. Pónganse en mi lugar”. Casi a las 11 de la noche terminamos en una cadena de hotel que se publicita gay friendly que nos manda al último piso, contrafrente al fondo con desayuno pago, negado.
Salimos disparadas rumbo a la bella Florencia, en busca de finalmente un poquito de ese prometido amor bajo el sol de la Toscana, por supuesto paki, pero no importa. Y ahí estamos finalmente juntas, a las orillas del Arno, besándonos al son de un violín, cuando de repente un barullo cualquiera de la calle nos hace saltar y ponernos en posición de Kung Fu en combate. Un hombre se ríe, una señora mira con asco, otro nos ronda libidinoso, mientras un grupo de nipones nos observa como a estatuas del Palazzo Vecchio. Quedamos retratadas con caras desencajadas en sus álbumes de jubiladas. Falsa alarma. Sólo la contundente certeza de sentirnos con 17 años otra vez, ese miedo en el cuerpo, esa alerta constante que le llaman paranoia.
Hay que admitir la dificultad de llevar a la ficción lo que se impone como una realidad constante sobre el cuerpo. El lesboodio y el racismo funcionan como un régimen que se satisface con un ejército de civiles que atacan con lo que tienen a mano. No es sólo institucional, opera por goteo constante: mientras vas caminando y los ojos se posan con suerte entre las piernas o con odio sobre nuestra mirada distraída; cuando el señor de la trafic blanca te hace la famosa paseadita panorámica por la ciudad sin avisar; cuando en el bar sirven cerveza con patatines y maní a cualquier consumidor mientras que a nosotras a regañadientes nos da una botella cerrada, pago anticipado en la barra sin nada para picotear. Lesboodio y racismo se saludan hasta confundirse cuando nos tomamos un ómnibus a Milán, rumbo a la mítica Librería de Mujeres y el conductor bien rubio nos acomoda como en el transporte escolar. “Los sudamericanos adelante, así los puedo ver. Porque ustedes comen y ensucian todo.”
Fuimos a buscar los orígenes de la criminalización lésbica y nos encontramos. Nosotras mismas éramos el eslabón perdido de Lombroso.

jueves, 15 de junio de 2017

Un mundo de sensaciones, 9 de Julio 2017

OnLINE
Un mundo de sensaciones
La mutación hace la fuerza en esta segunda temporada de Sense8, de Lana y Lily Wachowski, que, según Netflix, será la última.
En un avión a la India, Lana Wachowski rescribe el guión de la segunda temporada de Sense8, directo al set de filmación donde la están esperando. Los actores no la molestan, está a cargo de pilotear la dirección de esta nueva temporada sola. Su hermana y pareja creativa de siempre, Lily, ha abandonado el proyecto luego de que un periodista la hostigue sobre su reciente transición. Lily le explicó a su público con una carta politizada que se retira brevemente por motivos personales. Lana y Lily Wachowski, ambas orgullosas del amor que sostienen con sus compañeras cis de vida, directoras de Lazos ardientes, una de las primeras narrativas lésbicas con final feliz, la trilogía de Matrix, Cloud Atlas, entre otras, dieron a luz a su primera serie, Sense8 en el 2015, y recientemente se ha estrenado su segunda temporada. 
Sense8 es sin duda una obra queer. La crítica hetero ha dicho que hay demasiada agenda lgbt en detrimento de la historia a la vez que las personas lgbtiq militantes la han criticado. Es una de las series más caras de todos los tiempos con rodajes en ocho locaciones simultáneas. Esta temporada apuesta más al deleite en la música y la fotografía, con escenas a toda velocidad y mientras otras se demoran en una burbuja de intimidad para generar una afectación melodramática a las personas de su comunidad. Los sense son uno en ocho, son todos y uno a la vez, complejiza el concepto de narración como un juego de mamushkas rusas. Es cierto que los ocho sense participan del cliché sin rodeos, cada uno parece un estereotipo cultural con un registro de actuación acorde. Son flacos, hermosos, multiétnicos y el líder del grupo es el policía yanqui. Es cierto sí que el mensaje de es obstinadamente el amor: hacer el amor, celebrar el amor, luchar contra los miedos de amar. Pero en esta temporada fascinante el objetivo ya no es la presentación de cada personaje, importa lo que hacen. Lo que hace cada quien y lo que hacen en comunidad por sobrevivir. Los sense resisten a la caza comandada por los sapiens poderosos (cis varones blancos científicos con cara de Freud) o a las luchas libradas por  otros grupos de sense menos amigables (glamorosas hetero cis hermosas hiper sexuales). 
Las hermanas fabricantes compulsivas de ciencia ficción, han creado un nuevo tractor semiótico donde ya no estamos a imagen y semejanza. El juego de representaciones de las Wachowsky nos ampara otra vez y susurra para que podamos, entre tiros y patadas voladoras, descansar por la noche porque no estamos solas.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Madre e Ibsen, 11/11/2016

soy
VIERNES, 11 DE NOVIEMBRE DE 2016
TEATRO

Madre e Ibsen 

Imagen: Pablo Carabias
 
La madre es Maiamar Abrodos; el hijo es Peer Gynt. La versión de Juan Cruz Forgnone lee a contrapelo el clásico de Henrik Ibsen en el que la salvación de un antihéroe rural depende de la potencia femenina.
 Por Magdalena de Santo
El clásico Peer Gynt, de Henrik Ibsen, bajo la adaptación y dirección de Juan Cruz Forgnone, se sostiene por casi dos horas con destacado vestuario, variados recursos de dirección, nueve intérpretes y las peripecias del personaje romántico, un desesperado en perpetua búsqueda de sí mismo que en el fragor de su ego se las lleva puestas a todas.
Las creaciones de Ibsen, sin dudas influenciadas por el liberalismo de Stuart Mill y la madrastra de su esposa, la dramaturga ignorada Magdalena Thoresen, han sido catalogadas por más de un crítico como feministas. Se tiende a catapultar al dramaturgo de avanzada cuando se trata de constitución de personajes femeninos. Hedda Gabler o Nora Helmer son los célebres sujetos de la acción dramática, motores independientes que traccionan cada pieza. Más allá de los ríos de tinta que corren en relación a si el autor es o no es feminista, con Peer Gynt el procedimiento es convertir al campesino de poca monta en protagonista patético, en un anti héroe, en tanto su salvación depende de las otras. Las elecciones de Peer no lo redimen, por el contrario, sólo se salva por sacrificio de amor que hacen dos mujeres: su madre y su enamorada. Así, en manos de ellas, Ibsen daría un sutil paso a la agencia femenina transformadora del orden androcentrado. Aquí, la madre de Peer Gynt, Aase funciona como contrapunto antagónico del pueril retoño que se desvive por crear su propio reino a base de mentiras y copete. Aase, realista de las condiciones materiales en las que viven, busca protegerlo de las mil formas. Incluso, en la escena de su muerte, con la entrañable interpretación de Maiamar Abrodos, la obra llega a un clímax estremecedor: Aase con paciencia tierna, en su lecho de parca, trata de convencer al díscolo hijo que la deje descansar, sin embargo Peer Gynt (Federico González Bethencourt) aplastado por el dolor no puede dejar de fabular y llenarle los oídos de fantasías que arrullan su deceso. Maiamar Abrodos interpreta ese momento único con la eficacia y la veracidad que tienen las actrices enormes: “Hacerla en el proceso en el que me estaba mudando, que también que coincidió con la muerte de mi madre, fue un especie de purga. Doloroso, sí, pero muy liberador también”, agrega la actriz.
Maiamar Abrodos, con más de veinte obras estrenadas, además escenógrafa y vestuarista recibida en la Universidad del Salvador, también con decenas de producciones bajo la manga, docente en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático (EMAD) y en Universidad Nacional de Artes, refuta la búsqueda de Wikipedia de su nombre: “actriz trans no soy, soy una mujer trans que es actriz, que es diferente. Actriz trans no existe ¿qué eso? Soy una mujer transexual que luchó bastante para que esto quede bien claro”. Su formación se remonta a 1993, pero aún con extensa trayectoria y poderoso despliegue, el acceso al mango como intérprete es una cuota pendiente. “No me llaman para actuar en el San Martín ni en el Cervantes, y en general cuando se me llama para un personaje siempre hay un cuestionamiento. El mundo del teatro sigue siendo demasiado encapsulado, pero por suerte una encuentra en este camino gente que no le importa determinadas cosas y puede ver a la actriz que trabaja. Eso es lo que me pasó con Juan Cruz Forgnone, el director de Peer Gynt”.
En honor al presunto feminismo ibseniano, pero sobre todo al transfeminismo local, la demanda por igualdad de oportunidades laborales para el colectivo trans en todos los ámbitos resulta una deuda tan bochornosa como la externa, que crece.
Miércoles 21.30, El Portón de Sánchez, Sánchez de Bustamante 1034.

lunes, 24 de octubre de 2016

Feminismo serial, 21 de octubre

soy
VIERNES, 21 DE OCTUBRE DE 2016
ON LINE

Feminismo serial

Tanto Netflix como AXN prometen el estreno de la tercera y última temporada de la esperadísima serie The Fall, que sólo tendrá cinco episodios. Gillian Anderson es una heroína solitaria contra la estupidez de género y su saña.
 Por Magdalena De Santo
La adorada Gillian Anderson, conocida por encarnar por más de una década a la agente Scully de los Expedientes Secretos X, volvió con uno de los personajes más feministas que se recuerdan en la TV. Según la propia Anderson, este personaje que viene haciendo desde el 2013 es su preferido, más todavía que la médica forense del FBI, híper racional de taco y hombreras en aquel contrapunto desbaratante de género con el sensible Mulder. Esta vez, Gillian deja el pelirrojo e interpreta a la blonda Stella Gibson -nombre inspirado en las guitarras homónimas según declara Allan Cubit, escritor y director de The Fall. La londinense, enviada a Irlanda del Norte a seguir la pista de una serie de femicidios, rompe la lógica del género policial y transforma el corriente asesinato de mujeres en una crítica a la misoginia. Entre el boom de series policiales con estas características -The Killing, Hapy Valley, Top of the Like-, The Fall es la reina. En efecto, una placa de Facebook en la página oficial de la serie incita a tomar los consejos del personaje: “Nosotras hemos elegido trabajar en una cultura masculina, patriarcal y paramilitar. No dejemos que eso nos venza”, le dice la superintendenta a su colega lesbiana.
Desde la primera temporada, Stella Gibson está sola. The Fall hace foco en la fortaleza precarizada de esta heroína. En su solitario poderío tuvo un intento de acercamiento con otra mujer: una patóloga súper mega sexy encarnada en la india Archi Panjabi. Además de ese besito interracial que calentó al pueblo lésbico y alegró a la militancia bisexual -recordemos que hace algunos años la propia actriz se estacionó en tal campo semántico-; Stella tiene una sexualidad activa: de vez en cuando se come algún mancebo, se los levanta, se los traga y los arroja a la estupidez de la que vienen. Tendrá sexo, pero no tiene amigxs ni familia. Vive entre oficinas, hospitales, autos y hoteles de la Irlanda del Norte. Es una heroína solitaria, feminista educada e intachable que lidia con la estructura de desigualdades.
Su obsesión y meta es hacer caer a Spector, el asesino, un rubio bobón relativamente lindo pero de difícil empatía -el actor de 50 sombras de Grey, Jamie Dornan-. No es un perverso con capacidades estrambóticas para el engaño y el escapismo. Spector es un tipo completamente superficial. Es asesino tibio, liviano sin el atractivo de un Hannibal o un Dexter. No, de hecho toda la tercera y última temporada, la superintendenta lo tiene atrapado y aunque la gata tiene al ratón, la novela continúa. Toda de The Fall, es el relato de la superintendenta Stella Gibson cargando sobre su camisa enjutada y con sangre las ansiedades masculinas. ¿Cuál es la rentabilidad de las grandes productoras para repartir crítica al sexismo al por mayor? ¿Corrección política? ¿Nuevos standards de perfección? Por lo pronto ya se ha anunciado que la serie termina acá.

martes, 18 de octubre de 2016

Las que buscan encuentran, 14 de octubre

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VIERNES, 14 DE OCTUBRE DE 2016
XXXI ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES

Las que buscan encuentran

¿Quiénes son las que van al Encuentro Nacional de Mujeres? ¡Feas, sucias, malas! Aquí, algunas instantáneas de una fiesta donde efectivamente se encontraron las travas, las tortilleras, las que luchan, las que gritan, las que quieren divertirse, las que no quieren más miserias del patriarcado.
 Por Magdalena De Santo y Paula Amarilla

1. LA MAQUINA LESBIANIZADORA

Los varones que tienen miedo de dejar ir a sus novias al ENM, hacen bien. El fenómeno entero resulta una cachetada a las lógicas deseantes que nos han enseñado. El ENM lesbianiza. Y el río Paraná es testigo. Además de la especificidad del taller de Activismo lésbico, lesbianismos o bisexualidades, persiste un modo de estar con las otras que la vieja Adrienne Rich denominó continum lesbiano. La ecuación radica en una solidaridad liberada del ojo censor que, en estos días de entrega absoluta a la experiencia aplanadora de serotonina, se traduce en estar sucias y malvestidas, hacerse tatuajes tumberos en la plaza feminista, abrazar los errores tanto como las pieles exudantes que se rozan, repetir la palabra lesbiana como el mantra de Macky Corvalán, compartir saberes de todo tipo: el maxikiosco con cerveza barata o el perfeccionamiento de métodos de orina callejera. Pasar la noche jugando futbol en el patio sin bandera, echarse a dormir juntas en el aula y por la mañana, cuando la ducha fría de una escuela es la única opción, aceptar el jabón que ofrece la compañera desnuda y estacionar la libido en unas tetas liberadas que más tarde caminarán juntas y multitudinarias.

2. TTT UNIDAS

Jackeline Romero Red Diversa Positiva y responsable nacional de diversidad de Corriente Nacional Martin Fierro fue la encargada de ser la coordinadora del taller nº 9 “Transexuales, Travestis y Transgéneros”. Dentro del ENM por segunda vez se realiza. Y en la puerta de la Escuela rebautizada hubo nada menos que 380 travas y trans copando la comisión. Lo sorpresivo es que en lugar de dividirse en dos o tres comisiones, las compañeras decidieron quedarse juntas. ¿Por qué? “Porque sintieron que unidas eran más fuertes, porque escuchándose todas y unificando su voz se hacían más fuerte”, en palabras de Jacky, que continúa “fue increíble, de modo histórico pudimos mantenernos unidas más allá de las diferencias institucionales y escucharnos”. Tanto es así que Jacky que le bajaba el aguante al activismo, salió con garra para seguir militando porque “ante la necesidad de la otra, la ayuda no se puede negar”. Marta, una trava que viajó con Malas como las arañas, cuenta sentirse dichosa de haber venido y risueña recuerda, “¿lo más divertido en el ENM? Prenderse un pucho con la Llama eterna de la Argentinidad como mechero”. Belgrano, chisteate esa.

3. PUNTO DE ENCUENTRO

La cita: avenidas Sarmiento e Illia, Rosario, 19 horas. ¿Por qué ahí? Girás la cabeza y lo ves: EL Mural de dos Mujeres chapando. El llamado Mural contra la lesbofobia fue aprobado por el Consejo Municipal en 2011 un 7 de marzo, en memoria de la Pepa Gaitán y por la visibilidad lésbica. Pero, ¿de qué visibilidad se habla? Si a menos de a 4 días de inaugurado el mural fue: ¡zás! pared blanca otra vez. Y luego de que la agrupación Las Safinas en 2014 lo volviera a pintar, varita mágica heteropatriarcal de por medio, blanco Ala otra vez. Sin darse por vencidas Las Safinas lograron este año con venecitas inmortalizar por fin el deseo tortón.
Y ahora sí se entiende por qué larga la marcha de orgullo torta, que se cante y se marche desde este bastión de perseverancia, que se abrace a la bandera y que el mural extienda y multiplique en carne torta lista para marchar y llevar su existencia bien presente por toda Rosario.

4. MARCHAR EN FESTIVALADA

Y la marcha parte, con la bandera del arcoíris larguísima ondeando, sostenida y agitada por nosotras, para inaugurar la 2da Marcha Torta para Les-Bi-Transbianas y heteroflexibles. Así, organizada por la agrupación Mala Junta redobla en cuerpos, porque frente a la primera del año pasado que no llegaba a las 300, esta vez somos más de 600. Las manos se alternan para aferrase a la bandera, los cantitos se multiplican llamando a amigas, madres, hermanas a sumarse al placer tortón. Aparece algún puto desprevenido que se confunde con la del Orgullo, sin caer que sólo era de tortas. Pero la marcha transcurre feliz hasta caer como estrella en su Festival Orgullosamente Torta en Plaza San Martín, centro neurálgico de la vida rosarina. ¿Quién recibe? La banda Las Frazadas del Medio Están Bajas cantando bolero “Enamoradas tú y yo” “Dime qué hacer, porque ya no quiero ser tu amiga, quiero ser tu amor”. El festi se llena con canciones de todo tipo: cumbia, electrónica, tango, bolero y reggaetón con Bife, Chocolate Remix, Las Taradas y más. Y de festival se pasa a festín que circulan: pelilarguis, de cortos, rapadas, rastas y cabellos multicolor. Donde la edad heteronormada del amor se evapora y pulula el amor antiage con intercambio de salivas, aprietes y saltando en un pogo que aúlla, baila y chapa. Porque como gritó entre canción y canción Noelia, una de las organizadora: “la única manera de juntar fuerza para seguir defendiendo nuestros derechos, para hacer visibles nuestras existencias es teniendo mucha fiesta, mucha alegría”. Y así seguimos rumbeando, encendidas a La Fiesta Torta, a un sótano hecho sauna de tanta calentura, un averno de placer que salta feroz hacia la calle, ocupándola cada vez más.

5. LA GRAN MARCHA Y LAS POCAS

En la mítica marcha de cierre del ENM, de más de cinco horas de paso continuo, no existe una columna bien grande de lesbianas de todo el país donde confluyan por ejemplo, distintas agrupaciones, partidos y activistas e independientes. Se pueden encontrar diseminadas en pequeños grupos, o dirigiendo la seguridad de su agrupación, llevando los palos enormes de las banderas del partido que sólo esos brazos robustos pueden mover, o también hiper encapuchadas con aerosoles, stenciles y los cuerpos pintados. Ese puñado de radicales que la Comisión Organizadora del ENM dijo en conferencia de prensa no poder hacerse cargo, probablemente eran las aguerridas que respondieron con alguna botella contra la yuta o quemaron unos cartones en la Catedral mientras los camiones hidrantes y las balas las esperaban. Es que dentro de protestas de mujeres, en las tareas de mayor riesgo y exposición encontrás tortilleras, como Lía Ghara: “Yo llegué tarde cuando la policía ya estaba perimetrando. Estaba detrás de un conteiner transmitiendo en vivo, me iba refugiando de árbol en árbol para cubrir y la bala me cayó de rebote, fue un corte nada más”.

6. TORTA LA QUE LEE

Nuestra lengua escrita con caligrafía feminizada por el proceso escolar se ha vuelto guerrilla de unos muros que gritan. Hasta la escritura de paredes metropolinatas es de hegemonía masculina que aclama expropiación de color magenta, violeta y el gran negro anarko. La revuelta de letra escupe en tamaño gigantográfico: “hacela corta, hacete torta” en un codazo de amigas que se felicitan y abrazan por semejante slogan. Otros trazos gritan con presión “concha con concha”; “las pibas nos queremos”; “antes torta que sencilla” haciendo de la creatividad de hagstagh un insulto sostenido para los chetos que comen el domingo feriado en la calle Pellegrini.
La estela de nuestro vandalismo son grafittis: marca registrada que el conservadurismo toma como carta de prueba indiscutible del salvajismo lesbiano. La huella persiste entrada la madrugada del domingo y los amargados bien vestidos no pueden evitar la interpelación; además de esos estragos de existencia y presencia ineludible de otredad interiorizada tienen que pensar ¿por qué “aborté y me hice torta”? Podrán seguir con sus esfuerzos, pero el gran afiche de la Pepa Gaitán pegado en las alturas no hay manera de arrancarlo, por más que lo intenten.

7. NI DIOS, NI PATRON, NI MARIDO

Adriana Carrasco lo resume en esta escena: “El domingo le cambiamos el nombre a la escuela donde se desarrollaron los talleres de temáticas lésbicas y trans. Por una intervención de Cuadernos de Militancia Lesbiana y compañeras Mala Junta, la Escuela Tte. Gral. Riccheri (ministro de Guerra de Roca y organizador del servicio militar) pasó a llamarse –al menos por un día– Escuela Virginia Bolten, militante feminista anarquista de Rosario, editora de la primera publicación feminista argentina, cuyo lema era ‘Ni Dios, ni patrón, ni marido’. En la puerta de la escuela soportamos el asedio de varones cis del Partido Obrero a las mujeres que ingresaban. Uno de ellos planteaba que tenía derecho a entrar. Que en un taller particular las compañeras hayan considerado pertinente que ingresaran varones trans -que no juegan en la relación de opresión de géneros el mismo rol que los varones cisgénero- es algo que se decidió adentro del encuentro. El asedio de estos varones a la organización de las mujeres habla por sí solo del papel social que cumplen”.